El presidente de la República de Siria, Bashar al Assad, pronunció hoy un discurso ante la nueva Asamblea del Pueblo que celebró su segunda sesión de su
primer periodo legislativo. La Asamblea Popular de Siria ha elegido, por primera vez desde la incependencia, una mujer como presidenta: Hadiyeh Khalaf Abba. Con dicho gesto, el gobierno sirio pretende distanciarse claramente de la oposición, dominada por movimientos islamistas que repudían cualquier papel político para la mujer. A su vez parece aprender la lección que se está dando en la zona kurda autónoma, Rojava, con las mujeres en primera línea política en todos los aspectos.
A parte de alabar su gobierno y asegurar que recuperará toda Siria, el mandatario se dirigió en especial a su vecino del norte. Asad dijo que “el régimen fascista de Erdogan se centraba en Alepo, ya que es la última esperanza para su proyecto extremista, pero Alepo será el cementerio donde serán sepultados los sueños y las esperanzas de este asesino.
Cuando fracasaron en alcanzar lo que querían, su respuesta fue una declaración pública de apoyo al terrorismo y retirarse del acuerdo de cese de hostilidades y eso es lo que hemos visto en el momento de atacar a civiles y hospitales en Alepo. El precio que debemos pagar es el de preservar la Constitución y las instituciones, y preservar el estado de derecho y la igualdad de oportunidades".
A parte de su clara denuncia sobre Erdogan como extremista, fascista y asesino, Assad reconoció los puntos débiles de su gobierno: "si la instauración de la seguridad y la victoria sobre el terrorismo es el precio que hace que la sangre pura de los mártires no se desperdicie, la lucha contra los fenómenos nocivos de corrupción y favoritismo es la otra parte de ese precio”.
A parte de alabar su gobierno y asegurar que recuperará toda Siria, el mandatario se dirigió en especial a su vecino del norte. Asad dijo que “el régimen fascista de Erdogan se centraba en Alepo, ya que es la última esperanza para su proyecto extremista, pero Alepo será el cementerio donde serán sepultados los sueños y las esperanzas de este asesino.
Cuando fracasaron en alcanzar lo que querían, su respuesta fue una declaración pública de apoyo al terrorismo y retirarse del acuerdo de cese de hostilidades y eso es lo que hemos visto en el momento de atacar a civiles y hospitales en Alepo. El precio que debemos pagar es el de preservar la Constitución y las instituciones, y preservar el estado de derecho y la igualdad de oportunidades".
A parte de su clara denuncia sobre Erdogan como extremista, fascista y asesino, Assad reconoció los puntos débiles de su gobierno: "si la instauración de la seguridad y la victoria sobre el terrorismo es el precio que hace que la sangre pura de los mártires no se desperdicie, la lucha contra los fenómenos nocivos de corrupción y favoritismo es la otra parte de ese precio”.
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