"Hay mucha demanda eléctrica en invierno. Ello, sin embargo, provoca que la distribución nacional de electricidad decrezca. No tenemos capacitat eléctrica para cubrir las necesidades de la gente que no tiene keroseno". Lo reconoce Salar Hasamadin, director de distribución eléctrica del gobierno autónomo kurdo.
El año pasado se sumaron 30.000 consumidores de electricidad más en el Kurdistán del sur y las infraestructuras no se modificaron. Ya estaban al límite. El ministro de electricidad, Salahaddin Babakir, ya dimitió a principios de año, incapaz de hacer frente a la demanda. En verano se ha llegado a suministrar 15 de las 24 horas del día pero el recorte anunciado supone dejarlo a casi la mitad. Los kurdos de Basur solamente podrán tener electricidad 8 de las 24 horas del día. Ello, en pleno, invierno supone un riesgo muy alto para la población.
El Partido Comunista del Kurdistán llevó a cabo una protesta en septiembre en Erbil para oponerse a la privatización del sector energético pero su situación actual sigue agravando un déficit crónico.
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