Muchas casas de los barrios kurdos de Tuz Khurmatu han sido saqueadas, quemadas y bombardeadas, o se las han apropiado los grupos paramilitares chiítas de Hashd al-Shaabi o PMU. El corresponsal de la guerra de Rudaw, Hunar Ahmad, y el cámara Mohammed Jawhar, documentaron la destrucción generalizada en la ciudad de diversidad étnica. Es el primer informe de investigación de los medios kurdos desde que la ciudad cayó en las garras de las fuerzas iraquíes y milicias chiíes el 16 de octubre. Y las conclusiones son horribles.
Aproximadamente 3.000 casas parecen haber sido confiscadas. Pintadas chiíes turcomanos se encuentran en las paredes. Unas 2.000 casas han sido saqueadas. Se han incendiado unas 400 casas y más de 50 han sido, literalmente, bombardeadas. Todo ello teniendo en cuenta que en la ciudad no hubo combates pues las fuerzas kurdas se retiraron. La prensa kurda tiene prohibido acceder en un nuevo acto de supremacisme racista.
No sólo los kurdos son víctimas del odio chií. Los crímenes de odio se extienden también a la comunidad árabe de confesión suní y unos 90 de sus miembros habrían sido ejecutados. Hashd al Shaab actúa exactamente como el Estado Islámico pero en lugar de hacerlo como suní lo hace desde el prisma chií. Como ocurrió con el Estado Islámico hubo años de denuncia previa para que la comunidad internacional fuera consciente del peligro. En el bazar de Halwest, por ejemplo, los islamistas han quemado 180 tiendas pertenecientes a miembros de la etnia kurda o bien a chiíes.
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