dissabte, 28 d’abril del 2018

El régimen iraní vuelve a detener a Maryam Shariatmadari por negarse a llevar hijab

Maryam Shariatmadari fue una de las figuras conocidas de la Dokhtaran Khiaban Enghelab (Chicas de la Revolución de las Calles). Esta graduada en ingeniería informática de 32 años ha sufrido, y sufre, la represión patriarcal islámica en Irán conra las mujeres que, desde principios de 2018 se oponen a la obligación de vestir como decretan los octogenários clérigos chítas.

El 21 de febrero estaba sobre un transformador en Teherán. Se había quitado el hijab (pañuelo islámico obligatorio para las mujeres en Irán). Lo levantaba con el brazo como muestra de oposición, pacífica, a la prohibición de ir sin el pañuelo. Un policía iraní la atacó por la espalda, cayó y se hirió la pierna. Hasta 5.000 policías iranís patrullan por las calles de Teherán vigilando que todas las mujeres lleven cubierto el cabello.

Maryam fue encarcelada de forma preventiva mientras se la juzgó con celeridad. Un tribunal revolucionario islámico decretó que era culpable de tumultos. El segundo tribunal penal de Teherán la condenó a un año de cárcel. Fue encerrada en la prisión de Gharchak, en Varamin, hasta el 7 de marzo cuando fue liberada bajo fianza de 50 millones de tomans, unos mil euros.

La Campaña en Defensa de los Prisioneros Políticos y Civiles de Irán ha denunciado ahora que Maryam y su madre, considerada cómplice, han sido detenidas otra vez. Pasó el 25 de abril en Teherán. Desde entonces se deconoce su paradero. 



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