Carta abierta dirigida al gobierno y a los ciudadanos ecuatorianos
alertando sobre la visita del presidente turco R.T. Erdogan:
Quito, 3 de febrero del 2016
Señor presidente de la República, Rafael Correa Delgado,
Señor Canciller, Ricardo Patiño,
Señores asambleístas de la Asamblea Nacional del Ecuador,
Ciudadanas y ciudadanos ecuatorianos,
Por medio de la presente misiva queremos expresar a las autoridades antes nombradas y ante el pueblo ecuatoriano,
nuestra preocupación por la visita oficial a nuestro país del señor Recep Tayyip Erdogan,
Presidente de la República de Turquía. En Ecuador se conoce muy poco
acerca de la realidad Turca lo que nos lleva a simplemente hablar de
oportunidades comerciales ante la visita de Recep Tayyip Erdogan. El
discurso comercial sin embargo encubre una terrible realidad relativa a
la
violación cotidiana de los derechos humanos de miles de ciudadanos turcos y kurdos que se ha desencadenado de forma exponencial desde aproximadamente 6 meses.
Esta explosión de la violencia de Estado en Turquía se originó a
partir de las elecciones parlamentarias llevadas a cabo el 7 de junio
del 2015 en las cuales Erdogan y su partido ganaron las elecciones, pero
perdiendo numerosos escaños y la mayoría absoluta del parlamento. Esto
se logró debido a la irrupción electoral de un nuevo partido, el Partido
Democrático de los Pueblos (HDP), que representa las aspiraciones de
los sectores democráticos y progresistas de Turquía, además de contar
con el apoyo mayoritario del pueblo kurdo.
Para recuperar su mayoría parlamentaria, el gobierno de
Turquía inició una guerra total contra el pueblo kurdo y contra todos
sus opositores. El Partido de los Trabajadores de Kurdistán
(PKK), organización levantada en armas desde hace más de 30 años contra
el Estado Turco, y que ahora aboga por una salida pacífica a la cuestión
kurda, ha servido de chivo expiatorio contra todos los sectores
políticos que no aceptan el sistema autoritario que Erdogan quiere
imponer.
Esto no es algo nuevo en la historia de Turquía y no es
coincidencia que el Estado turco, por iniciativa del señor Erdogan y su
partido, haya bloqueado todas las iniciativas diplomáticas para
reconocer oficialmente el Genocidio Armenio. Esto se llevó a cabo
igualmente en Ecuador hace menos de un año donde a último momento, las
presiones turcas obligaron a que la Asamblea Nacional retire una
propuesta de reconocimiento del Genocidio Armenio (hecho histórico
reconocido ya en muchos países latinoamericanos).
La historia de la violencia de Estado y los crímenes de
guerra sistemáticos en contra de las poblaciones turcas y kurdas nos
recuerdan tristemente lo sucedido contra el pueblo Armenia hace ya un
siglo. La dinámica asesina que se repite. A días de hoy, la
política criminal del Estado en contra de los kurdos y las demás
minorías étnicas y religiosas, desde noviembre, ha dado como resultado:
• El toque de queda y la militarización con tanques y francotiradores
de las ciudades de mayoría kurda, bloqueando los suministros de
electricidad, agua y alimentos. Se han declarado, desde agosto de 2015,
52 toques de queda. El total de personas afectadas se cuenta en
1.300.000
• La ejecución extrajudicial de civiles bajo acusaciones no probadas de terrorismo
• La muerte de 268 civiles por la acción de la ocupación militar de los
barrios, por el fuego de artillería y bombardeos aéreos contra la
población. Entre las víctimas se cuentan 62 niños. Por parte de las
fuerzas militares, han muerto 157 policías y soldados
• La destrucción de los barrios de mayoría kurda, ubicados al sureste
del país. Los ataques de artillería contra la población han provocado un
éxodo masivo de civiles
• La represión desatada contra periodistas que informan sobre el conflicto armado
• El encarcelamiento de autoridades políticas electas de la oposición
Estos escalofriantes datos han sido recogidos de los informes del
Congreso Nacional de Kurdistán sobre las violaciones a los DD.HH. en
Turquía. Se pueden corroborar leyendo la innumerable cantidad de
noticias y artículos al respecto publicados en medios como The Guardian,
The New York Times, Russia Today, Deutsche Welle o Telesur. Amnistía
Internacional acaba de publicar un informe sobre lo mismo. Por supuesto,
el gobierno que ejecuta estas operaciones criminales que empujan a
Turquía a una guerra civil niega todos los cargos y contraataca con una
única respuesta para todo: eran terroristas.
El presidente Erdogan se atrevió a acusar de terroristas a
reconocidos intelectuales y académicos de Turquía y todo el mundo por
denunciar su plan genocida y dictatorial, encarcelando a 22 de ellos por
acusaciones de “propaganda terrorista”. Entre los más de mil
intelectuales firmantes de la carta de denuncia titulada “No seremos
cómplices” se encuentran Noam Chomsky, Judith Butler, Slavoj Zizek,
David Harvey e Immanuel Wallerstein.
Bajo el mandato presidencial de Recep Tayyip Erdogan se ha
intervenido militarmente en Irak y en Siria, en el caso de este último
país, apoyando financiera y logísticamente a organizaciones terroristas
como Al Qaeda y al renombrado Estado Islámico. Sobre estas acusaciones
no hay mucho más que decir: el gobierno de Turquía no ha contestado
ninguna de las pruebas presentadas en su contra por apoyo a
organizaciones terroristas.
No solo los medios de comunicación (al menos aquellos que tienen
periodistas en la zona de guerra) han evidenciado esta relación. Los
mismísimos gobiernos de Siria, Irak y Rusia han revelado
pruebas irrefutables de cómo los servicios de inteligencia turcos organizan el entrenamiento de terroristas;
de cómo ciudadanos turcos, en la más completa impunidad, están
involucrados en el tráfico de petróleo desde Siria e Irak, entre ellas
Bilal Erdogan, ¡el propio hijo del presidente!
Por todos estos hechos, consideramos indigno para Ecuador el
recibimiento oficial de un criminal de guerra investido de Presidente,
culpable de convertir a su país en una dictadura militar y de mantener
una política guerrerista hacia sus vecinos, interviniendo en sus asuntos
internos. Nuestra imagen internacional está en juego al relacionarnos
con un personaje cuyas credenciales democráticas están manchadas de
sangre y pólvora. Las relaciones comerciales de nuestro país no pueden
encubrir las violaciones de derechos humanos y los crímenes de guerra
efectuados por el Gobierno turco.
Por la memoria de los hombres y las mujeres kurdas que han
perdido a sus hijos, a sus esposos y a sus familias enteras a causa de
las ejecuciones y las bombas; por la paz definitiva para Medio Oriente y
el fin de las intervenciones militares como solución: no seamos
cómplices de esta masacre.
Atentamente,
Comité de Solidaridad Ecuador-Kurdistán
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