Mientras el vicepresidente de Obama, Joe Biden, se dedicó en su visita del 24 de agosto a atacar a la resistencia del PKK no dijo ni una sola palabra sobre la represión llevada a cabo por R.T. Erdogan. El presidente turco ha privado de libertad o despedido 80.000 personas después de su oscuro golpe de estado que ha acabado derivando en su ansiada invasión de Siria. Biden no habló de los periodistas encarcelados, ni los cientos de civiles asesinados, no se refirió a la ola de atentados sin reivindicar. Ni Biden ni nadie. Erdogan es temido y valorado como un aliado.
Un ejemplo más, es el caso de Asli Erdogan. A que a una de las mejores novelistas turcas vivas haya sido encarcelada se añade, ahora, la denuncia de la presa de conciencia ha explicitado que no le permiten tomar su medicación esencial desde que fue encarcelada.
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