Turquía ha deportado este jueves por la mañana a una periodista holandesa, corresponsal del diario económico ‘Het Financieele Dagblad’ en Estambul, Ans Boersma. El Gobierno turco ha procedido en base a una información recibida por parte de los servicios de inteligencia holandeses: según han explicado las autoridades turcas, Boersma estaba siendo investigada por haber tenido, supuestamente, algún tipo de vínculo con la filial de Al Qaeda en Siria: Jabhat al Nusra, o, como se llaman en la actualidad, Hayat Tahrir al Sham.
Su periódico lo niega todo. El rotativo asegura que la detención y posterior deportación de Boersma es una violación flagrante de la libertad de prensa. «Ans hacía su trabajo de forma prudente y responsable. Es extraordinariamente triste que los periodistas en Turquía no puedan hacer su trabajo en paz», ha dicho este jueves el editor jefe del periódico holandés, Jan Bonjer.
Investigación criminal
Horas después de su deportación, el fiscal general de Holanda ha emitido un comunicado en el que asegura que la periodista forma parte como sospechosa de una investigación criminal sobre terrorismo. Pero que ella, en particular, no es sospechosa ni está acusada de cometer ningún crimen terrorista.
Holanda, además, confirma haber compartido información sobre Boersma con Turquía, pero niega que pidiesen la extradición de la periodista.
Ans Boersma llevaba dos años como corresponsal en Estambul. Ayer fue a renovar su permiso de residencia en una oficina de inmigración en Estambul. Una semana antes había recibido su carné de prensa, que le habilitaba, durante todo un año, a trabajar como periodista en Turquía. Por supuesto, quien entrega las citadas acreditaciones es el Gobierno turco.
Pero entonces, en la oficina de inmigración, Boersma fue detenida sin que, según sus allegados, la policía diese ninguna explicación. De allí, la periodista fue trasladada a una comisaría de policía cerca del aeropuerto de Atatürk: sin que nadie le dijese de qué ha sido acusada, las autoridades turcas le obligaron a pasar la noche allí, tras lo cual la metieron en un avión con destino a Amsterdam.
«Y así de repente te encuentras volando en un avión destino a Holanda. Me acaban de declarar persona non grata en Turquía», ha tuiteado esta mañana.
En sus últimos artículos, Boersma había escrito sobre la crisis de la lira turca y sobre los problemas económicos del país anatolio, que, en los últimos meses, sufre una inflación desbocada superior al 20 %. Hacía mucho tiempo que no había escrito nada sobre Al Qaeda en Siria, que la semana pasada se hizo con el control de una enorme bolsa de territorio en Siria.
Turquía, en la actualidad, es el país del mundo con más periodistas encarcelados: 175.
Su periódico lo niega todo. El rotativo asegura que la detención y posterior deportación de Boersma es una violación flagrante de la libertad de prensa. «Ans hacía su trabajo de forma prudente y responsable. Es extraordinariamente triste que los periodistas en Turquía no puedan hacer su trabajo en paz», ha dicho este jueves el editor jefe del periódico holandés, Jan Bonjer.
Investigación criminal
Horas después de su deportación, el fiscal general de Holanda ha emitido un comunicado en el que asegura que la periodista forma parte como sospechosa de una investigación criminal sobre terrorismo. Pero que ella, en particular, no es sospechosa ni está acusada de cometer ningún crimen terrorista.
Holanda, además, confirma haber compartido información sobre Boersma con Turquía, pero niega que pidiesen la extradición de la periodista.
Ans Boersma llevaba dos años como corresponsal en Estambul. Ayer fue a renovar su permiso de residencia en una oficina de inmigración en Estambul. Una semana antes había recibido su carné de prensa, que le habilitaba, durante todo un año, a trabajar como periodista en Turquía. Por supuesto, quien entrega las citadas acreditaciones es el Gobierno turco.
Pero entonces, en la oficina de inmigración, Boersma fue detenida sin que, según sus allegados, la policía diese ninguna explicación. De allí, la periodista fue trasladada a una comisaría de policía cerca del aeropuerto de Atatürk: sin que nadie le dijese de qué ha sido acusada, las autoridades turcas le obligaron a pasar la noche allí, tras lo cual la metieron en un avión con destino a Amsterdam.
«Y así de repente te encuentras volando en un avión destino a Holanda. Me acaban de declarar persona non grata en Turquía», ha tuiteado esta mañana.
En sus últimos artículos, Boersma había escrito sobre la crisis de la lira turca y sobre los problemas económicos del país anatolio, que, en los últimos meses, sufre una inflación desbocada superior al 20 %. Hacía mucho tiempo que no había escrito nada sobre Al Qaeda en Siria, que la semana pasada se hizo con el control de una enorme bolsa de territorio en Siria.
Turquía, en la actualidad, es el país del mundo con más periodistas encarcelados: 175.
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