El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan declaró ayer un estado de emergencia por tres meses luego del fracasado intento golpista de la semana pasada. Dicha medida ha entrado en vigor hoy y fue aclamada como un avance social por sus partidarios en las calles.
Erdogan afirmó que eliminará de las filas militares el "virus" de la subversión y otorgará amplios poderes al gobierno para expandir una represión que ha incluido masivos arrestos y el cierre de cientos de escuelas.
El mandatario turco dijo que la medida, la cual aseguró "no es de ninguna manera en contra de la democracia, la ley y las libertades" contrarrestará las amenazas a la democracia.
Erdogan anunció la extensión del estado de emergencia en un discurso televisado a la nación después de reunirse con su gabinete y asesores de seguridad.
El estado de emergencia supone:
- extensión de las detenciones para muchas de las casi 6.400 personas arrestadas el viernes
- prerrogativas presidenciales casi ilimitadas a la hora de aprobar nuevas leyes y limitar o suspender derechos y libertades si lo consideran necesario
- el poder ejecutivo pasa por encima del legislativo, el cual sólo puede, a posteriori, votar contra medidas decretadas por el presidente, entre ellas, por ejemplo, una declaración de guerra. Dado que el partido de Erdogan (AKP) ya tiene mayoría, ese voto en contra es harto improbable
- detención inmediata de cualquier persona que no esté documentada
- poderes policiales casi ilimitados de registro y detención
Por lo que respecta al Kurdistán dicha medida afecta de forma menor que al resto de Turquía puesto que la zona de la minoría kurda ya vive en situación de estado de emergencia desde hace décadas (se ha decretado 46 veces). A pesar de la dureza, injustificada, de la medida, ciertamente Erdogan aún puede ir más allá y decretar la ley marcial que supone la suspensión de libertades como la de prensa (ya altamente amenazada) o reunión.
En marzo Erdogan ya hizo aprobar una ley de seguridad similar al estado de emergencia que fue altamente criticada y protestada en las calles turcas. Es sintomático que, ahora, la misma medida, reforzada, ha sido aclamada en las calles y el silencio se ha apoderado de sus detractores. Hay miedo. Un beneficio más del golpe del viernes para el presidente turco quien hoy al alba ha dado un paso más en la islamización del estado turco haciendo la llamada a la pregaria, personalmente, como muecín.
Erdogan afirmó que eliminará de las filas militares el "virus" de la subversión y otorgará amplios poderes al gobierno para expandir una represión que ha incluido masivos arrestos y el cierre de cientos de escuelas.
El mandatario turco dijo que la medida, la cual aseguró "no es de ninguna manera en contra de la democracia, la ley y las libertades" contrarrestará las amenazas a la democracia.
Erdogan anunció la extensión del estado de emergencia en un discurso televisado a la nación después de reunirse con su gabinete y asesores de seguridad.
El estado de emergencia supone:
- extensión de las detenciones para muchas de las casi 6.400 personas arrestadas el viernes
- prerrogativas presidenciales casi ilimitadas a la hora de aprobar nuevas leyes y limitar o suspender derechos y libertades si lo consideran necesario
- el poder ejecutivo pasa por encima del legislativo, el cual sólo puede, a posteriori, votar contra medidas decretadas por el presidente, entre ellas, por ejemplo, una declaración de guerra. Dado que el partido de Erdogan (AKP) ya tiene mayoría, ese voto en contra es harto improbable
- detención inmediata de cualquier persona que no esté documentada
- poderes policiales casi ilimitados de registro y detención
Por lo que respecta al Kurdistán dicha medida afecta de forma menor que al resto de Turquía puesto que la zona de la minoría kurda ya vive en situación de estado de emergencia desde hace décadas (se ha decretado 46 veces). A pesar de la dureza, injustificada, de la medida, ciertamente Erdogan aún puede ir más allá y decretar la ley marcial que supone la suspensión de libertades como la de prensa (ya altamente amenazada) o reunión.
En marzo Erdogan ya hizo aprobar una ley de seguridad similar al estado de emergencia que fue altamente criticada y protestada en las calles turcas. Es sintomático que, ahora, la misma medida, reforzada, ha sido aclamada en las calles y el silencio se ha apoderado de sus detractores. Hay miedo. Un beneficio más del golpe del viernes para el presidente turco quien hoy al alba ha dado un paso más en la islamización del estado turco haciendo la llamada a la pregaria, personalmente, como muecín.
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