Revés para Erdogan y su deriva autoritaria que queda claramente desautorizada tras meses de silencio y permisividad por parte de EEUU, Rusia, la UE y el resto de la comunidad internacional. Prácticamente
todos los grupos políticos del Parlamento Europeo se han pronunciado
hoy en favor de que la UE congele las negociaciones de adhesión con
Turquía hasta que el presidente Erdogan no ponga fin a la deriva autoritaria que ha emprendido desde el golpe fallido del pasado verano.
No es una decisión vinculante, pero la Comisión Europea tendría muchos
problemas para ignorar este mensaje tan claro por parte de los
eurodiputados. El responsable de ampliación y política de vecindad,
Johanes Hahn, reconoció que en Turquía hay «un panorama sombrío» y que
en los últimos años este país «se ha alejado de la UE en lugar de
acercarse». Pero también dejó claro que los gobiernos de los países
miembros no son partidarios de tomar medidas más drásticas por ahora. En
este sentido, la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, se dijo partidaria de mantener las negociaciones, pues de lo contrario perderían tanto la UEcomo Turquía.
Los eurodiputados se mostraron muy críticos con la deriva autoritaria de Turquía. «Cada semana pasan cosas terribles y se hace evidente que la democracia y el estado de derecho están amenazados en Turquía. Por ello no podemos aceptar seguir como si no pasara nada. La UE debe enviar una señal clara. Debe haber una decisión explícita de que se congelan las negociaciones» dijo el portavoz del grupo popular, Manfred Weber. Su colega socialista, Gianni Pittella, afirmó que «como socialdemócrata me cuesta pronunciarme en este sentido, pero lo cierto es que no podemos seguir hablando con Ankara en estas circunstancias». Pitella propuso «que se congelen las negociaciones, aunque no se suspendan». El liberal Guy Verhofstadt fue aún más allá y criticó a la Comisión por haber redactado un informe «devastador» sobre la situación en Turquía, «pero no se atreve a sacar conclusiones sobre la continuidad de las negociacion, aunque eso erosione nuestra credibilidad». Por distintas razones, los verdes de Izquierda Unitaria, aprovecharon para criticar el acuerdo migratorio, pero sin salir de la corriente crítica hacia los abusos de Erdogan en la ola de represión y las purgas. Por otras razones, la extrema derecha nacionalista coincidió en la misma posición.
El debate sirvió también para que el grupo popular pudiera expresar con claridad que sería mejor que en el futuro Turquía se convierta en socio prioritario antes que en un país miembro de pleno derecho. En todo caso, uno de los puntos clave de la resolución que se aprobará el jueves es que si Erdogan insiste en restablecer la pena de muerte, entonces esa adhesión será imposible.
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