Hacia días que se especulaba con la caida inminente de Tell Abyad y la unión de los dos cantones, pero el día de hoy en Kobane transcurrió entre funerales. Cinco martires, entre quienes se contaban una doctora y un conductor de ambulancias. Un funeral masivo, otro más donde la pequeña sociedad de Kobane se juntaba para llorar y para saludarse, porque la muerte se empeña en convertirse en un hecho social cotidiano aquí, aunque nadie pueda comprenderla. Las compañeras de la YPJ llegaron pronto y a pesar de su corta edad nos regalaron su buen humor y su presencia. Despues los féretros, las lágrimas, el sol poniente. Y al acabar todas las personas abandonando el cementerio juntas, despidiendose, subiéndose a los vehículos de cristales rotos, cantando canciones y vivas al Kurdistan y a sus gentes.
Y una vez desandados los cinco km por la carretera de Alepo, la muerte incomprensible atrás, de nuevo en Kobane, los rumores que corrían como la pólvora: estaban llegando coches desde el Cantón de Jazeera. Y Kobane se llenaba con disparos de fiesta. Y todo el mundo en las calles sin saber muy bién hacia adonde. Y los gritos y las bocinas y las banderas. Y con todos los amigos y amigas con quién se había llorado horas antes, ahora se reía y se corría. Aparecían camiones cargados con ninos jubilosos que debian haber salido de un hogar infantil, familias enteras subidas en una moto, el coche de bomberos, la ambulancia reciclada en Alemania, siempre más y más gente.Y tratabamos de adivinar quienes eran las personas que llegaban desde Jazeera, hasta que nos dimos cuenta que daba igual, bastaba con mirarnos y gritar y abrazarnos con cualquiera.
Y finalmente llegaron. Tres rancheras cargadas de combatientes, con las armas amontodas hasta arriba. Habia incluso quién habia venido con la sonda en la vena y un compañero sujetándole el gota a gota. Y uno se subía en ellas y recorría el centro polvoriento de la ciudad, y todo el mundo corría, nadie se cansaba de cantar. Todo era un caos maravilloso, que daba igual comprender o no, porque era pura humanidad.
Horas después, en el salón del edificio del Cantón de Kobane, las YPG / YPJ eran recibidas por los representantes politicos. Acabadas las bienvenidas formales se creo un prolongado silencio, todos sentados en círculo, " y ahora qué?", parecía querer decir el insólito silencio. Un miliciano tomaba la palabra, para felicitar, y para subrayar que esta victoria es fruto no solo del esfuerzo, la sangre y la generosidad de Rojava, sino de todo Bakur, de Bakshur, y de Rojalat, y que esto no acaba aquí, y que se seguirá luchando.
@annafrank4
Kobane, Rojava
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